Muy probablemente erigido en el siglo X, es el resultado de varias alteraciones a lo largo del tiempo. En el pasado fue un priorato benedictino y de la época conserva el campanario románico con cúspides, típico ejemplo de la arquitectura del siglo XII con tres plantas monoformas y biformes, rodeado de cuatro cúspides menores.

El portal del siglo XV proviene de las ruinas de la cercana iglesia de Sant’Anna. Posteriormente los Benedictini abandonaron el sitio debido a la Incursiones sarracenas. En fin, en respecto al interior, que conserva los frescos de las paredes por Giovanni Cambiaso, fue objeto de excavaciones inconclusas (1982) para sacar a la luz los restos de la cripta del siglo XII y los muros de un templo más antiguo.

Desde algún tiempo el edificio necesitaría un gran número pertinente de intervenciones para que al fin ponerlo en seguro y así poder preservar este importante bien histórico-cultural que lo hace utilizable también para posibles visitas. Lamentablemente, una cierta indeterminación en las competencias de los diversos actores institucionales y religiosos ha hecho hasta ahora inútiles los intentos de llevar a cabo las necesarias intervenciones de conservación.